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Una práctica del Reiki occidental para enviar luz a distancia

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Una práctica del Reiki occidental para enviar luz a distancia

En el camino del Reiki, donde la energía se mueve guiada por la conciencia, existen herramientas simbólicas que nos ayudan a enfocar, sostener y amplificar nuestra práctica. Una de ellas —profunda en su sencillez— es la Caja de Reiki.

Se trata de una técnica surgida en el marco del Reiki occidental, desarrollada después de que esta enseñanza saliera del Japón a principios del siglo XX. No forma parte del sistema original japonés de Reiki, pero ha sido adoptada por muchos practicantes como una forma simbólica y práctica de canalizar energía a distancia, con amor y claridad.

¿Qué es una Caja de Reiki?

La Caja de Reiki es, literalmente, una caja física (de madera, papel, cartón o cualquier otro material sencillo y limpio) que actúa como contenedor energético. En ella se depositan papeles, nombres, fotografías o intenciones que necesitan luz, sanación o armonización.

Lo esencial no es el objeto, sino la energía y la conciencia con la que se utiliza. La caja se convierte en un espacio consagrado, una especie de altar íntimo donde el practicante canaliza Reiki hacia los seres o situaciones allí representadas.

Origen y diferencia con el Reiki japonés

En el Reiki japonés tradicional, la práctica se basa en el desarrollo interior del practicante, el trabajo con la energía mediante la presencia, la meditación, la respiración (kokyū hô) y la conexión directa con la energía vital. Las técnicas son menos simbólicas y más experienciales.

La Caja de Reiki, en cambio, pertenece al estilo occidental, que ha desarrollado herramientas más visuales y rituales para facilitar el enfoque mental y emocional, especialmente al trabajar con Reiki a distancia (distant healing). En este contexto, la caja sirve como una ayuda concreta para organizar y sostener múltiples intenciones a lo largo del tiempo.

Ambos enfoques tienen su valor, y cada practicante puede encontrar lo que resuena más profundamente según su sensibilidad y camino interior.

¿Para qué se utiliza?

  • Para enviar Reiki a distancia a personas, animales, lugares o procesos.

  • Para sostener intenciones de sanación, claridad o transformación.

  • Para acompañar el alma de seres queridos, vivos o fallecidos.

  • Para trabajar en uno mismo, incluyendo afirmaciones o aspectos internos que desean armonización.

Una caja para ti… y para los demás

Una recomendación importante en esta práctica es no mezclar intenciones personales con procesos ajenos. Por eso, muchos terapeutas y practicantes eligen trabajar con dos cajas separadas:

  • 🕊️ Una para tu camino personal: tus emociones, tus procesos, tu sanación.

  • 🤲 Otra para clientes, pacientes o alumnos: personas que acompañas desde tu rol terapéutico o espiritual.

Separar estos espacios ayuda a mantener claridad energética, y honra la unicidad de cada proceso sin interferencias sutiles.

Cómo crear tu propia Caja de Reiki

1. Elige una caja
Puede ser sencilla o decorada con símbolos que te inspiren: flores, mandalas, frases, los kanji de Reiki o lo que te conecte.

2. Conságrala
Dedica un momento para limpiarla energéticamente (con humo, sonido o Reiki), y declara con claridad su propósito:
«Este espacio es sagrado. Aquí canalizo energía amorosa para el mayor bien de todos los seres aquí representados.»

3. Prepara tus intenciones
Escribe nombres, situaciones, fechas, oraciones o deseos en papeles. Hazlo desde el corazón, sin forzar resultados.

4. Aplica Reiki
Coloca tus manos sobre la caja y canaliza Reiki durante unos minutos. Puedes usar los símbolos del segundo nivel (como el símbolo de envío a distancia) si has sido iniciado/a en ellos.

5. Agradece y suelta
Deja que la energía haga su trabajo. Confía. Puedes volver a aplicar Reiki cada día, o cuando lo sientas.

🌑 La creación de mi caja

«El 28 de abril de 2025, España entera quedó a oscuras. Una caída total de la red eléctrica nos sumió en una noche inusual: sin tecnología, sin ruido, sin luces. Hubo momentos de intranquilidad, de calma tensa… como si el país entero contuviera la respiración. En ese vacío, en ese recogimiento forzado, sentí una llamada interna muy clara: crear una Caja de Reiki.

A la luz de una vela, en silencio, la consagré con mis manos. Escribí nombres, plegarias, y sentí cómo algo profundo se activaba. Como si, en medio de la oscuridad exterior, una luz interna se encendiera con más fuerza.

Desde entonces, esa caja no es solo un objeto. Es un espacio vivo que me recuerda que incluso en la incertidumbre, el corazón sabe sostener, ofrecer, confiar.»

Este relato no es solo anecdótico. Nos recuerda que muchas veces, es en los momentos más simples —o más desconcertantes— donde nacen los rituales más poderosos. La Caja de Reiki puede convertirse, también para ti, en un refugio luminoso en medio del silencio.

Un acto de fe, compasión y entrega

La Caja de Reiki no es solo una técnica: es una práctica viva de amor desinteresado, intención pura y confianza en lo invisible. Nos recuerda que a veces, lo más poderoso que podemos hacer es sostener a alguien en la luz, incluso desde la distancia, incluso en silencio.

Y aunque no forme parte del Reiki japonés tradicional, puede ser una puerta valiosa para quienes desean cultivar un espacio de servicio, gratitud y devoción en su día a día.


Xavi GIner

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