Aunque el término quiromasaje es relativamente moderno, la práctica del masaje manual tiene raíces milenarias. Desde las antiguas civilizaciones hasta su aplicación actual como técnica terapéutica, el quiromasaje representa una evolución consciente del arte de sanar con las manos.
Desde la antigüedad hasta Europa
Civilizaciones como la egipcia, la china, la hindú y la griega ya utilizaban el masaje como una herramienta de salud y equilibrio. En el Huangdi Neijing, un texto clásico de la medicina tradicional china (aproximadamente 2600 a.C.), se hace referencia al uso del masaje como parte del tratamiento médico. En la India, el masaje formaba parte de la medicina ayurvédica y se consideraba esencial para mantener la armonía entre cuerpo, mente y espíritu.
En Grecia, Hipócrates —considerado el padre de la medicina occidental— recomendaba el uso del masaje para tratar dolores y mejorar la circulación. Para él, “el médico debe tener experiencia en muchas cosas, pero especialmente en el masaje”. Roma heredó esta visión, integrando el masaje en los baños termales como parte de su cultura del cuidado corporal.
El nacimiento del quiromasaje moderno
A lo largo de los siglos, el uso del masaje fue evolucionando, influenciado por el desarrollo de la anatomía, la fisiología y la medicina moderna. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando surgió el término quiromasaje como lo entendemos hoy.
Esta técnica fue desarrollada y popularizada por Vicente Lino Ferrándiz García, un naturópata español que estudió y practicó diferentes formas de masaje terapéutico en Europa. Ferrándiz combinó las bases del masaje clásico con un enfoque más holístico y estructurado, y fue él quien acuñó el término quiromasaje, destacando la importancia de la técnica manual (del griego «cheir»: mano).
Gracias a su trabajo, el quiromasaje se consolidó como una disciplina propia dentro de las terapias manuales, con una formación técnica específica y una creciente aceptación tanto en el ámbito del bienestar como en el terapéutico.
Quiromasaje hoy: tradición y ciencia al servicio del bienestar
Hoy en día, el quiromasaje se practica en todo el mundo y se sigue perfeccionando. Se integra con frecuencia en centros de terapias naturales, clínicas de fisioterapia y espacios de bienestar integral. Aunque no sustituye un tratamiento médico, sí es un excelente complemento para aliviar dolencias musculares, reducir el estrés y favorecer la recuperación física y energética.
El quiromasaje combina la sabiduría ancestral del tacto con el conocimiento moderno del cuerpo humano. Es una herramienta accesible, poderosa y profundamente humana.
Sentir en las manos una historia viva
Cada vez que alguien recibe una sesión de quiromasaje, se conecta —sin saberlo— con una historia milenaria de cuidado, presencia y sanación a través del contacto.
Una historia escrita no solo en los libros, sino en la memoria del cuerpo.